viernes, 21 de octubre de 2011

Conociéndote mejor


Son las tres de la tarde, estoy sentada en aquellas sucia y viejas escaleras de la plaza de Lourdes. Siento en vacio en mi estomago no se qué hacer o como actuar, me temblaban las piernas, me sudaban las manos, tenía un millón de pensamientos que me pasaban rápidamente por mi cabeza, no logró tenerles un orden. Hasta que el reloj marco la hora en la que debía encontrarme con mi  misterioso personaje. El no sabía quién era yo, y yo solo lo había observado un par de veces para tratar de tener una idea de quién podía ser, pero las apariencias logran engañar.
Se acerca a mí un joven alto, su cara no es fea, su pelo es negro y está totalmente parado, su mirada es fija, es delgado, cada paso que da lo da con firmeza, su aspecto no es como el de un príncipe azul. Esta vestido con  unas botas militares negras sus cordones son rojos, tiene unos pantalones negros entubados, una camiseta negra con una figura blanca de fondo, su chaqueta es de jean azul clarito tiene parches en toda su chaqueta.
Llega hasta donde yo estoy sentada, me saluda fríamente, se siente que entre los dos hay un hielo irrompible. Le ofrezco un cigarrillo, me lo recibe. Hay un silencio eterno entre los dos. Hasta que un evento inesperado nos logro soltar una carcajada a los dos. Frente a nosotros dos, un perro empezó a montar a una perra callejera. Fue inevitable que nos causara risa la situación.  Desde este momento empezamos hablar, fueron horas y horas de conversación, de todos los temas posibles. Todo empezó en la descripción y en lo que significaba su atuendo.

“Cada cosa te nos ponemos tiene un significado y le brindamos alusión a algo con lo que no vamos o lo que apoyamos”

Las botas: Las botas y los tirantes tienen una semejanza, las dos hacen alusión al proletariado. En los años 60 y 80 en Inglaterra, los obreros utilizaban este tipo de botas, las cuales indicaban que aprobaban el sistema de proletariado y que hacían parte de él.
Los cordones: Se utilizan cordones rojos y negros, los cuales hacen alusión a los antifaz ( anti- fascistas). Los otros colores que usan son blanco y negro, que significa la unión entre la raza blanca y negra. Pero por lo general estos colores se usan más en los parches de los calvos y los rudos.
Pantalones entubados: En realidad no tiene un significado específico. Pero su historia viene de Jamaica, las personas marginadas eran lo que utilizaban este tipo de pantalones.  
Chaquetas: Las chaquetas que utilizamos tienen parches de las bandas en las que tocamos muchos de nosotros, o de las más escuchadas. Muchos de estos parches hacen alusión a las tres ideales de la Revolución Francesa. También utilizamos taches, que vienen de otro grupo urbano (los metaleros). Las nodrizas, significan que hacemos parte de una revolución.  
La crezca: El símbolo más claro de ser punkero. Nos hacemos crezca por qué vamos en contra del capitalismo y del sistema.  Vamos en contra del sistema opresor.
La anarquía, para ellos es poder construir sus propias reglas y su  propio mundo. Sin  importar sí vives en una sociedad. La libertad está ligada a la anarquía, no importa si irrumpes los principios de otra persona, tu solo sigues los tuyos. No hay leyes.   “Se debe vivir el momento, no hay presente ni pasado.”
 
“Cuando estamos juntos, vamos a nuestros toques, hablamos de todo  … claro las drogas siempre priman en estos parches …  Nos drogamos con ributril,  canequiamos  (bazuco), perico para los que tiene luca, si no galeamos (bóxer)."

 Los punkeros, no les importa de que color de piel eres o si eres hombre o mujer, siempre vas a  poder ser parte de este parche, siempre y cuando tengas la misma ideología que ellos.

Su nombre jamás lo conocí, su sobre nombre es Galaxía, tiene 23 años y siempre ha vivido con esta ideología y según lo que me cuenta, no piensa dejar de ser Punkero. " Soy punk de corazón, corree por mis venas esta forma de ser".

Una aventura inolvidable

Son las seis de la mañana. Suena el despertador, mi mano agitadamente trata de ubicarlo. Siento ese aparato de cobre en medio de mis dedos. Lo boto.  Mis ojos tratan de quitarse la pijama que tienen puesta, pero mi cuerpo no está cómodo. Empiezo a dar vueltas y vueltas en mi dura cama, la verdad no sé si es dura, pero creo que no he dormido bien. Me siento acostada en una losa de cemento. Mis ojos tratan de enfocar el techo, pero la nitidez me falla. Miento, no es la nitidez. Este techo no es el de mi habitación.
Me siento en la cama y miro a mi alrededor. Hay un mueble lujoso al lado derecho, una lámpara con toques de oro al lado izquierdo, un tocador como si fuera el de una princesa Europea, los tendidos eran impecables, pero la cama seguía dura. Bajé mis pies de la cama y suavemente toqué el piso. Inmediatamente entran dos mucamas a aquel cuarto en el que me encontraba. La bandeja que tenía una de ellas, en la mano, estaba llena de comida: dos naranjas cortadas en cuatro, un té con  olor a amaretto servido en un delicado pocillo, tostadas francesas y pancakes. Seguidamente una me habla.
-Señorita, ¿cómo amaneció usted hoy?, venimos a dejarle su desayuno. El señor la espera abajo.
Yo estaba desconcertada, no sabía dónde estaba ni por qué me conocían. No sabía el por qué de la dureza de la cama, del delicioso olor de la comida y los detalles finos de mi habitación.
-¿está usted bien?, ¿necesita algo?-me preguntan.
Yo, confusa, las miré y con mi cabeza les dije que no.
Con la bandeja en mis piernas, cogí un tenedor y probé los pancakes. El sabor era indescriptible. El amaretto se deslizaba por mi boca y el jugo de las naranjas ponían el toque acido en mi lengua. Jamás había sentido tantas combinaciones de sabores.
Terminé de comer, retiré la bandeja y la puse en una mesita de al lado. Me levanté de la cama y me puse una bata que estaba en el borde de ella. Era suave, de seda blanca, fina. Caminé por la habitación y encontré un cuadro muy particular. Era la última cena, pero el personaje de la mitad no era Jesús. La cara de este hombre era inconfundible, era Michael Jackson, y sus discípulos eran políticos, actores, cantantes. Recordé que una de las mucamas había dicho “El señor la espera abajo”, así que abrí la puerta, caminé por un hall que tenía un tapete rojo, brillante. Las paredes estaban con mil cuadros y discos de oro. El protagonista de las fotos seguía siendo Michael.
Al ir bajando las escaleras, me sentía como en la casa de algún dibujo animado de Disney, me imaginaba  en la casa de Mickey Mouse y sus amigos como en el castillo de Disney y sus princesas en Orlando, era algo único. Llegué a la sala de la casa, muebles blancos y negros la decoraban. En una pared estaba el rostro de Michael pintado, la mesa tenía varios Cd´s de él. Yo sólo me preguntaba si estaba en la casa de algún fanático.
No había ningún “señor” en la sala, abrí una puerta que daba al jardín. Un jardín de flores como el del Palacio de Buckingham en Londres. Al fondo había una mesa con un parasol grande y, en una de las sillas estaba sentado un hombre, con un traje negro y un sombrero del mismo color. Me acerqué, me senté a su lado. Lo miré
Tenía unas gafas negras que cubrían su mirada, las retiré se su rostro. Era Michael Jackson. Sí el mismo que canta y baila. De mi boca no salió ni una sola palabra, de la suya, miles.
-Connie- me dijo. No es necesario que me digas una palabra para que yo sepa lo que estás sintiendo. Anoche, mientras bebíamos unas copas de vino y compartíamos varias sonrisas, dejamos claro lo que queríamos. Tú tan bella y radiante, la protagonista de varias de mis canciones, la mujer que todo arista quiere tener, la tengo hoy a mi lado.
Yo, sinceramente, no entendía ni una sola palabra de lo que me decía. Mis ojos estaban en shock, pero mi mente trabajaba tratando de recordar por qué estaba en este lugar. No daba.
-¿estoy muy romántico?, preguntó. Soltó una carcajada que aturdió mis oídos. Una risa irónica, sarcástica.
-no creas que estoy enamorado de ti. Déjame te cuento por qué estás acá.
Abrí mis oídos, traté de cerrar mis ojos.
-anoche pasé en mi automóvil por Ocean Drive Miami. Tú estabas sentada en el piso al lado de uno de los mejores sitios de la Florida. Llorabas y cantabas i Just can´t stop loving you, me causaste curiosidad. Parqueé mi carro al lado izquierdo de la avenida. Bajé, te miré. Tú me sonreíste. Estabas bajo varios tragos de alcohol. Me dijiste que yo era tu ídolo y que sabías que pronto iba a morir. Querías pasar una noche sólo conmigo, así que te levanté. Entramos al carro y llegamos a mi casa. Tomaste unos cuantos vinos y yo te canté. Tú sólo llorabas y llorabas, era un llanto que nadie podía controlar. Me decías que te sentías recostada como en una losa de cemento, que sentías mi muerte pronta. Yo no quería seguir escuchando tus palabras. Te dejé en la recamara de visitantes y quedaste dormida.
Mi cara se transformó, mis manos sudaban, mis piernas temblaban. Sentía que mi corazón estaba a cien palpitos por segundo. Michael me abrazó.
-¿de verdad eres tú?-le pregunté.
Le cogí la cara bruscamente, como si fuera una máscara. Su rostro se comenzó a derretir como un helado sin gracia. Yo, anonadada, miraba como todo su cuerpo se descompensaba y se desvanecía. La ropa de Michael había quedado sin un cuerpo el cual cubrir. Recuerdo mi grito, ¡Michael a muerto!
Michael sí había estado conmigo, pero en un sueño. Me desperté y sí estaba en mi habitación. Sentía que la cama estaba dura porque esa noche mi perro se había dormido conmigo. Creo que hasta le puede haber dado besos. Mis sábanas no eran finas, mi desayuno jamás me lo servirían, pero lo que sí sé, es que pude estar con mi ídolo por una noche, por unas cuantas horas. Lastimosamente el jardín del palacio de Buckingham, la casa de Mickey Mouse y el castillo de princesas, sólo son realidad en los sueños.
Lo último que tengo por decir es: Gracias Michael.

jueves, 13 de octubre de 2011

Un lugar donde no todos encajamos

Lourdes, un sitio en el que nunca había estado en mi vida, ruidoso por el tráfico de la décima, sucio por la gran cantidad de comercio informal y “stands” de mazorcas y arepas calentadas en asadores improvisados en bicicletas que parecen de hace 40 años. En frente de la imponente iglesia hay unas escaleras, se nota  en ellas el pasar del tiempo  y de las personas, escalones sucios y manchados que si pudieran hablar contarían más de un millón de historias.
Son las cuatro y media de la tarde,  me siento en esos viejos escalones a esperar a que aparezcan esos misteriosos personajes que significan para mí. Prendo un cigarrillo, miro a mi alrededor, trato de concéntrame en un solo pensamiento, pero es difícil con tanto ruido, bajo la cabeza, me miro los pies por un largo tiempo. Cuando vuelvo y la levanto, veo a lo lejos cinco hombres, los esperados, quienes rompen con la monotonía del lugar, eso era lo que yo pensaba. La única persona que los mira como extraños soy yo.
Los empecé a detallar, parte por parte de su cuerpo, de abajo hacia arriba. Tenían botas estilo militar, pero estas eran de colores, tenían cordones llamativos. Sus pantalones eran tipo escoceses,  son  tan pegados a las piernas que pareciera que les cortara la circulación.
Agacho la cabeza otra vez, para tratar de disimular y evitar que se sintieran tan observados, empiezo a mirar cómo estaba yo  vestida; botas negras, jean clarito y una chaqueta negra que me llegaba a la cadera.
En ese momento el ruido de la once me desconcentra, es difícil enfocarse en algo cuando  los pitos de las busetas y los carros se interponen en mis pensamientos. Por un momento pierdo de vista a estas personas y me enfoco en el tráfico, es imposible no fijarse en ese desorden.
Empiezo a mover los ojos de lado a lado, no veo nada, así que muevo la cabeza un poco hacia la derecha y ahí estaban caminando fuertemente hacia donde yo estaba sentada. Mi corazón empezó a palpitar más rápido de lo normal,  pensaba que iban a decirme que me fuera o tal vez a pedirme algo. Pero estaba muy equivocada ellos simplemente se sentaron cerca de mío he hicieron como si yo no estuviera. 
Prendo otro cigarrillo, estaba muy ansiosa, empiezo a mirar  con más detalle su inusual forma de vestir, chaquetas de cuero y de jean gastadas, donde dejan ver las  batallas en las que han estado involucrados, tienen en los hombros taches, con puntas muy afiladas que podrían hacerle daño a cualquier persona. Tienen parches con letras en ingles que saltan a la vista. Su pelo es parado y puntudo, las puntas son de colores, se ve que se demoran una buena cantidad de tiempo logrando parar esas puntas. Soy mujer y se me paso por la cabeza que el tiempo en el que se demora una mujer en secarse el pelo no se compra con el tiempo en el que ellos se demoran parándose esa cresta. Mientras uno se preocupa por verse peinado y oler bien, ellos solo les preocupa que el jabón rey les pare el pelo, sin importar el olor que tengan.
Abro los ojos con asombro, veo a dos mujeres, de lejos es muy difícil reconocer las ya que su aspecto es muy parecido al de los hombres, al igual que ellos tienen el pelo parado, las botas, la chaqueta y sus rasgos son muy masculinos.
Trato de detallar un poco más y me doy cuenta que dentro de las chaquetas tienen cajas de trago, después de un rato, llegan más personajes como estos cinco, pero traen con ellos una guitarra. Se saludan y sacan la guitarra del forro negro y desgastado, la guitarra esta vieja y sucia, tiene letras escritas, pero no logro leer que dice. Por mi cabeza pasan un millón de ideas de lo que podría decir esa guitarra, pero ninguna idea concuerda con lo que está escrito.  
Varios de ellos se voltean a mirarme, pero en realidad no les importa quién  esté sentado al lado de ellos. Miro mi caja de cigarrillos, me quedan muy pocos, no me quiero parar de donde estoy, me perdería una gran acción. Así que los guardo para dentro de un rato.
Empiezan a cantar y tocar, su música es fuerte y se nota que tienen ira, es su manera de expresar ciertos descontentos. Al principio pensé que sus canciones iban hacer alusión a la sociedad, pero oí con mayor detenimiento y hablan de sus historias de vida, y de momentos que trasformaron en letras de canciones. Inconscientemente mis pies se empiezan a mover al ritmo de su música, claro que no se compara mi movimiento con el de ellos, el mío acentuaba la melodía de sus canciones, el baile de ellos iba cargado de sentimiento y emociones. 
 Mientras unos cantan, los demás siguen tomando, hasta que una de las mujeres saca de su bolsillo marihuana, la prende y empiezan a fumar, se pasan el cigarrillo en círculo varias veces hasta que se les termina, cada vez su música es más fuerte. El olor es muy fuerte, me empieza a dolor la cabeza, no quiero perder la concentración de cada movimiento de ellos. Me tengo que parar mientras el fuerte olor se disuelve  en el aire, así que me paro y prendo mi último cigarrillo mientras camino hacia una tienda que está cerca a la plaza.
Desde la tienda los sigo observando. Unos bailan, otros hablan, existen parejas, para ellos este momento es único, ya que pueden desahogarse y pueden compartir sus emociones y sentimientos con personas que piensan y sientes cosas parecidas.
Después de unos largos minutos, vuelvo y me siento donde empezó mi observación, sentía que me podía estar perdiendo de conversiones y momentos que jamás iba a volver a oír o ver.
Miro la hora, son las seis de la tarde, los miro a ellos y  se les acabo el trago que tenían, así que dos de ellos empiezan a pedirle plata a las personas que están en la plaza, me incluyo, yo les di mil pesos que tenía en mi bolsillo, en monedas de 500.  No piden plata como la piden los desplazados en los semáforos, son tan imponentes que esa mirada de rabia y esa actitud despectiva, hace que uno les de plata. No son educados, son déspotas.
Recogen cierta cantidad y  pasan la calle, entran a la tienda y regresan con trago nuevo. Logro ver que trago es el que toman;  uno de ellos carga una caja de chin-chin (es una especie de aguardiente, pero su precio es muy económico) el otro lleva en la mano  izquierda una caja de Moscatel (vino).  Cuando regresan, a los demás les da emoción y empiezan a gritar, abren con ansiedad las cajas y siguen tomando y cantando.
Ya se está oscureciendo y el ambiente es mucho más pesado. Me paro, empiezo alejarme lentamente, mientras camino me dio cuenta que en realidad los extraños no eran ellos, era yo, que me veía como un mosco en leche al lado de todos estos punkeros.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Estructura Narrativa


 
Anti-estructura narrativa

Igmar Berman, director de la película “Personas” , construyo la historia sin seguir ningún tipo de orden, organizo las imágenes a su parecer y su forma de entender lo que pretende mostrar, no hay un hilo conductor. El espectador, juega el papel de construir esa línea conductora y de sacar sus propias conclusiones, para entender la película. Este tipo películas son las que el espectador no se puede distraer ni un solo momento, porque pierde la idea de lo que se pretende mostrar.   

Esta historia muestra la vida de dos mujeres. Una de ellas después de una presentación no vuelve a hablar y es recluida en una clínica para enfermos mentales donde conoce a Alma, quien la acompaña a un viaje de verano a la playa. Aquí el espectador lograr confundirse ya que no sabe si este personaje es real o simplemente es imaginario.

Estructura

Sunset Boulevard, se da en los años 50 , donde Norma Desmond, quien es una estrella de cine, que con el paso de los años paso de moda, y fue perdiendo la ilusión de ser uno de los iconos de Hollywood. Querer volver a la pantalla grande, la lleva a vivir y conocer personajes que van generar cambios en su vida.

Joe Gills , un joven escritor, accede a tener una relación sentimental con Norma a cambio de beneficios económicos. Pero realmente el está enamorado de otra mujer, mucho más joven que Norma. El es asesinado por Norma en un momento de locura, cuando cree estar interpretando uno de sus papeles.

Esta película, muestra todos los elementos de la estructura clásica, ya que tiene un tiempo lineal, donde se identifica claramente el inicio, el desarrollo y el desenlace. Todos los detalles se le dan al espectador.

La película tiene un narrador, que desde el principio es identificado, y a lo largo de esta se va obteniendo un papel activo en la película, al igual que la protagonista.  

Un oficio que se debe amar

Cuando se habla de una carrera , la primera imagen que llega a la cabeza es la de una institución, ya que no se puede ser médico, sin estudiar medicina, no se puede ser abogado , sin estudiar derecho, no se puede ser ingeniero , sin estudiar ingeniería… Pero si se puede ser periodista sin estudiar periodismo. 
Los periodistas nacemos como esa marca, es algo innato, el gusto por escribir, por leer, por ir más allá de los que se tiene al frente, por relacionarnos con la gente, por querer saber cada día más y más , no se aprende en una institución, se pueden aprender métodos o técnicas para mejorar esta labor. Pero el amor que se construye realizando esta profesión no se aprende, simplemente se siente y se expresa.
Uno de los problemas del periodismo es que no se sabe escuchar, la gente siempre tiene algo más que decir, los periodistas hoy en día se limitan a oír los que les interesa publicar y lo que podría ser una buena “chiva”, no existe una investigación, no se mira hacia donde nadie más ha logrado mirar . No existe un interés profundo por llegar al corazón de la historia.  Hoy en día el oficio del periodismo se convirtió en una guerra; quien saca el mejor titular, quien publica primero la noticia….
Pero eso no es ser buen periodista, el estar en el momento que se debe y a lo hora, donde ocurre el hecho no siempre hace que la historia sea la mejor, ni que la noticia rompa cadenas. Lo que nos llega al corazón y nos hace reflexionar, sobre esta realidad que vivimos días a día, y en como mostrarla se llama periodismo.Pero estamos tan acostumbrados a oi las mismas historias que ya nada nos impacta.
Pero oír, ver, leer una historia cargada de  realidad, genera la posibilidad de crear cambios y ver la vida de otra manera. 
De todos los géneros que abarca el periodismo, construir una crónica, hace la diferencia.  Pero no contar una historia por contar. Al narrar una historia se debe ser minucioso en el momento de narrarla ya que el espectador, lector u oyente, se siente viviéndola en carne y hueso. Que pueda sentir, olor lo mismo que el personaje de la historia.  Tal como lo afirma Leila Guerrero  en 'Arbitraria', el periodista debe ser un ser humano, que corre por cada historia, capaz de captar todo, de sentirlo todo; sin miedo de adentrarse en el alma del relato, valeroso para encontrarse con lo desconocido, incluso con lo aburrido.
El buen periodista no debe perder el norte de su carrera, el hecho de informar, abre la posibilidad de generar cambios positivos. Todo periodista debe dejar una huella.  

Un lugar desconocido cargado de sentimientos

Lourdes, un sitio en el que nunca había estado en mi vida, ruidoso por el tráfico de la décima, sucio por la gran cantidad de comercio informal y “stands” de mazorca y arepas calentadas en asadores improvisados en bicicletas que parecen de hace 40 años. En frente de la imponente iglesia hay unas escaleras, se nota  en ellas el pasar del tiempo  y de las personas, escalones sucios y manchados que si pudieran hablar contarían más de un millón de historias.
Son las cuatro y media de la tarde y me siento en esos  escalones a esperar a que aparezcan los más famosos visitantes de Lourdes, pasados unos veinte minutos veo a cinco hombres que rompen con la monotonía del lugar, botas estilo militar; rojas, negras, verdes, adornadas con cordones aún más llamativos; blancos, fucsia y rosados. Levanto un poco más la mirada y me encuentro con pantalones tipo escoceses que están tan pegados a las piernas que pareciera que les cortara la circulación.
En ese momento el ruido de la once me desconcentra, es difícil enfocarse en algo cuando  los pitos de las busetas y los carros se interponen en mis pensamientos. Por un momento pierdo de vista a estas personas y me enfoco en el tráfico, es imposible no fijarse en ese desorden.
Ellos cinco sientan a mi lado, ahora  puedo mirar con más detalle su inusual forma de vestir, chaquetas de cuero y de jean gastadas, donde dejan ver las  batallas en las que han estado involucrados, tienen en los hombros taches, con puntas muy afiladas que podrían hacerle daño a cualquier persona. Tienen parches con letras en ingles que saltan a la vista. Su pelo es parado y puntudo, las puntas son de colores, se ve que se demoran una buena cantidad de tiempo logrando parar esas puntas.
Solo hasta este momento me percato que el grupo hay dos mujeres, de lejos es muy difícil reconocerlas ya que su aspecto es muy parecido al de los hombres, al igual que ellos tienen el pelo parado, las botas, la chaqueta y sus rasgos son muy masculinos.
Trato de detallar un poco más y me doy cuenta que dentro de las chaquetas tienen cajas de trago, después de un rato, llegan más personajes como estos cinco, pero traen con ellos una guitarra. Se saludan y sacan la guitarra del forro negro y desgastado, la guitarra esta vieja y sucia, tiene letras escritas, pero no logro leer que dice. Empiezan a cantar y tocar, su música es fuerte y se nota que tienen ira, es su manera de expresar ciertos descontentos. Al principio pensé que sus canciones iban hacer alusión a la sociedad, pero oí con mayor detenimiento y hablan de sus historias de vida, y de momentos que trasformaron en letras de canciones. Mientras unos cantan, los demás siguen tomando, hasta que una de las mujeres saca de su bolsillo marihuana, la prende y empiezan a fumar, se pasan el cigarrillo en círculo varias veces hasta que se les termina, cada vez su música es más fuerte. Unos bailan, otros hablan, existen parejas, para ellos este momento es único, ya que pueden desahogarse y pueden compartir sus emociones y sentimientos con personas que piensan y sientes cosas parecidas.

Ya son las seis de la tarde, se les acabo el trago que tenían, así que dos de ellos empiezan a pedirle plata a las personas que están en la plaza. Recoger cierta cantidad y  pasan la calle, entran a la tienda y regresan con trago nuevo.  Logro ver que trago es el que toman;  uno de ellos carga una caja de chin-chin (es una especie de aguardiente, pero su precio es muy económico) el otro lleva en la mano  izquierda una caja de Moscatel (vino).  Cuando regresan, a los demás les da emoción y empiezan a gritar, abren con ansiedad las cajas y siguen tomando y cantando.
Ya se está oscureciendo y el ambiente es mucho más pesado, miro a mi alrededor y ya no hay cinco personas, estoy al lado de treinta punkeros. El ambiente se oscurece con la noche, las drogas, la necesidad de seguir tomando alcohol  y cantando sus canciones revolucionarias, son lo que priman a esta hora del día en la Plaza de Lourdes.

martes, 20 de septiembre de 2011

Objetos que ocupan mi cuarto ( A propósito de “Objetos que ocupan mi mesa de trabajo” de George Perec)

Mi cuarto, lugar donde encontrar mi tranquilidad, es mi espacio con mi intimidad, lo uso para pensar, meditar y descansar, es donde me encuentro con mi soledad. Sus paredes son blancas y lisas, el techo es en punta , tiene unos troncos color café que lo sostiene y decora, los  muebles son de color café , son en total 8 contando la cama.
Pensé que la decoración de mi cuarto debía tener color o algún objeto que fuera lo suficientemente grande, para sentirme identificada con él. Lo que mejor me podía representar es mi animal favorito, la cebra.  Pintar una pared de cebra no me convencía mucho, así que mi mamá decidió sorprenderme un día con un regalo, me hizo un cubrecama de cebra. Junto con el me dio un cojín, rectangular, es tan cómodo y suave que siempre duermo con él.
Al lado derecho de mi cama tengo una mesa de noche, encima está el teléfono; no podría estar sin él, en mi tiempo libre lo uso bastante, al lado hay una lámpara café, del mismo color de los muebles y su capucha es negra. En la mitad hay un portavasos, ya que siempre antes de dormirme me tomo un vaso con agua. Ésta mesa tiene dos cajones, en el primero tengo una libreta donde escribo ideas sueltas, tengo mil papeles regados. En el segundo cajón tengo, el Ipod, el cargador del celular, el cable del celular, la cámara, una pluma y un reloj que me dio mi papá el día de mi cumpleaños.
Al lado derecho de la mesa de noche, hay una muñeca de trapo, me la regalo mi mamá cuando empezó sus clases de arte country, esta vista de rosado y azul y tiene el pelo café, tiene una carita divina; los ojos son chiquitos y negros, pestañas largas y una sonrisa.
Tengo un mueble, que tiene cuatro cajones donde guardo mi ropa, a pesar de tener un closet, prefiero utilizar este mueble, y en el closet guardo la ropa que no se puede doblar, los zapatos y la ropa de tierra caliente.
 Dentro del closet en la parte de arriba tengo una caja verde, donde tengo guardados 4 muñecos, que para mi tienen un significado muy especial. El que más quiero, es un perrito que se llama Robín, me lo regalo mi papá en un viaje que realizó a Cali, cuando yo estaba muy chiquita, y desde que me lo dio siempre durmió conmigo, hasta hace unos pocos años. Tengo una muñeca de trapo , mediana de pelo negro, vestida de azul. Pero significa mucho para mí , porque me la hizo mi mamá hace muchos años , pero no solo me la hizo a mí, a mis mejores amigas del colegio, les hizo una a cada una. Éramos 3; Laura, Verónica y yo. Mi mamá hizo cada muñeca de acuerdo al color de pelo de cada una y escogió nuestro color favorito para vestirla. Hay un Guffy, mi muñeco favorito de Disney, me lo dio mi ex novio, hace cinco años, en un viaje que hizo con su familia a Miami, lo guarde en esa caja cuando termine con él, hace un año.
Saliendo del closet, pero hablando de cosas de gran significado, en un mueble que esta al frente de mi cama, donde afuera de él, está el DVD y el Televisor, pero adentro de el, en sus dos cajones, tengo en el primero, todas las cartas que me hicieron mis amigas del colegio, cuando cumplí 15 años, y las palabras de mi papá que me dijo ese día.  En un sobrecito aparte tengo dos cartas, una de mi mamá y otra de mi papá, que me hicieron cuando estaba en sexto, ya que se nos ocurrió hacer una capsula del tiempo y en once la abrimos, lamentablemente no se pudo hacer la capsula, pero nos quedamos todas con las cartas y en once las abrimos.  Junto a estas cartas tengo un cofre, donde guardo unas fotos de mis papas y el carnet de la universidad de mi mamá.
En otro de los muebles tengo un portarretrato, pero esté no tiene ninguna foto. Desde hace un año no ha tenido foto, siempre he querido poner una, pero no he tenido el tiempo para imprimirla y ponerla.  He pensado en poner una foto con mi mejor amigo ya que él es para mí una de las personas más importantes de mi vida, es como mi hermano. Con él he compartido muchos momentos, que si los cuento no me alcanzarían las hojas para hablar de todas las experiencias.
Tengo un revistero, pero no tengo revistas, dentro de él tengo un diccionario pequeño que me pidió Valderrama, para Comunicación escrita en primer semestre. Y tengo un pergamino que me regalo un amigo, pero no he tenido tiempo para ir y enmarcarlo.
En toda la entrada del cuarto hay un perchero, donde están colgadas mis carteras, asi cada vez que salgo de él , cojo una y me la llevo.  Pero debajo de todas las carteras hay un perrito, que tienen en sus patas dos imanes, que abrazan las “ manillas” para colgar , este perrito me lo dio, un amor platónico, que tuve cuando chiquita. Se llamaba Santiago, y es el mejor amigo de mi primo, me lo dio cuando yo estaba chiquita y él tenía la misma edad que tengo actualmente ( 21 años).
Mi cuarto, no solo es un espacio para descansar y pensar , también es un espacio en donde hay muchos recuerdos y momentos que marcaron mi vida con el paso de los años. Son los objetos que me recuerdan que la vida va pasando, pero los recuerdos y las experiencias siempre van a permanecer.